jueves, 25 de febrero de 2010

Panorámica Vejer (Acrílico)

Playa de Roche -Cádiz (Oleo)

Alameda de Cádiz (Acrílico)

A veces me sorprendo a mi mismo pensando que sería bueno que Dios existiera. Debería existir. Eliminaría de un plumazo, de manera incruenta por supuesto, a tanto hijoputa que anda suelto por el mundo.
A Dios le costaría trabajo "eliminar" al personal, porque Él  es infinitamente bondadoso, pero yo le echaría una mano con gusto.




En esos momentos de pensamientos absurdos me imagino sentado en la poltrona del paraiso al lado del Santísimo, haciendo "click" en el botón derecho del ratón para mandar a la papelera de reciclaje  a los que se aprovechan de la buena fe de la gente para lucrarse economicamente; a los que abusan de los niños, los usan como mano de obra barata, acaban con inociencia y machacan su futuro ; a  los soberbios que se creen el ombligo del universo y pasan por encima de cualquiera para conseguir sus objetivos; a los enfermos irrecuperables de egoismo; a los que acaban con la vida de la gente y no sienten el mínimo remordimiento, a los que permiten que esta gente siga en la calle; a los que van por la vida sin respetar a los demas, avasallando y pisoteando impunemente; a los políticos corruptos que se aprovechan de sus cargos para desvalijar a su pueblo; a los que explotan a las mujeres, las humillan, las usan como objetos y las tiran a la basura como muñecas rotas; a todos los prostíbulos del mundo, a sus chulos, sus proxenetas, sus proveedores de carne fresca y a sus clientes.
A los que odian a los diferentes por el mero hecho de serlo; a los que maltratan a sus padres y a los padres que convierten a sus hijos en pequeños déspotas creidos y egoistas que no respetan a nada ni a nadie.
A los descerebrados que llevan en sus coches equipos de música de 3.000 € y deleitan por la calle al obligado público con su música a toda pastilla y encima nos miran orgullosos los gilipollas.
A los que destruyen la tierra, convierten el mar en una papelera o piensan que la calle es su vertedero particular.
Cuanto trabajo.


Pensándolo a bien,  igual Dios debería seguir de vacaciones. Ya no estoy seguro donde acabaría yo. Problablemente  en la papelera con todos los demas, así que mejor lo dejamos.  




Torres de garita -Cádiz (Acrílico)

Sopla el levante con fuerza y me trae tu risa, el aroma de tu piel.
No lo retengo y se me escapa por las azoteas.
Sopla el poniente, suave,  y te lleva mis besos, uno a uno, sorteando la ropa tendida. Descubre tu boca, limpia, y se clavan   en ti.  Me miras de reojo sonriendo. 

Mis flores (Acuarela)

Torre de garita -Cádiz (Acuarela) del original de M. Virella

Por los recovecos de tu ventana, peleando con los pliegues de la cortina, se cuela en tu habitación, la luz, débil aún, de la mañana.
Tu duermes. La linea de claridad ilumina tu pelo, revuelto sobre la almohada.
Conforme sube el sol, la luz recorre tu rostro, tus hombros, la curva que dibuja tu espalda.
¿Como podría no quererte?

jueves, 18 de febrero de 2010

Arco de las monjas de Vejer (Acuarela)


LORENZA REPETO DEPOSITÓ SUS ÚTILES DE TRABAJO EN LA TAQUILLA DESTINADA AL EFECTO.


ESCOBA, FREGONA Y PAÑOS PARA EL POLVO QUEDARON DESCANSANDO HASTA LA MAÑANA SIGUIENTE.

HOY, SEGÚN LA ENCARGADA DEL TURNO, IBAN A FUMIGAR LAS OFICINAS Y SALDRÍAN DE TRABAJAR TRES HORAS ANTES A DESCONTAR, POR SUPUESTO, DEL SUELDO.

SALIÓ POR LA PUERTA DE SERVICIO DEL EDIFICIO SITUADO EN EL CENTRO DE LA CIUDAD, SE DESPIDIÓ DE SUS COMPAÑERAS DE TRABAJO Y SE DIRIGIÓ CON PASO RAPIDO HACIA LA ESTACIÓN DE METRO MAS CERCANA.

HACÍA FRIO Y CAÍA UNA LLOVIZNA PERSISTENTE QUE CALABA HASTA LOS HUESOS.

DESPUÉS DE DOS TRANSBORDOS DE METRO TOMÓ EL AUTOBÚS DE LINEA EN LA PARADA 17, SALUDÓ AL CONDUCTOR, EL CUAL CONTESTÓ CON UN GRUÑIDO Y SE AGARRÓ COMO PUDO A UNO DE LOS ASIENTOS CUANDO EL VEHÍCULO ARRANCÓ DE GOLPE.

DESPUÉS DE QUINCE MINUTOS DE VIAJE EN SILENCIO LLEGÓ A LA PARADA CERCANA A SU BARRIO.

EN EL CAMINO A CASA, EN UNA PLAZUELA LLENA DE PAPELES Y PINTADAS, EN MEDIO DE UN GRUPO DE CHAVALES, SE ENCONTRABA JAVIER, SU HIJO DE QUINCE AÑOS QUE FRUNCIÓ EL CEÑO AL VERLA.

- JAVI HIJO, ¿HAS HECHO LOS DEBERES?

EL CHICO MIRÓ HACIA OTRO LADO CON FASTIDIO, IRRITADO POR LAS MEDIAS SONRISAS DE SUS AMIGOS.

-ANDA VIEJA PIERDETÉ.

LORENZA SE QUEDÓ UNOS SEGUNDOS MIRÁNDOLO, BAJÓ LA CABEZA CON TRISTEZA Y REANUDÓ EL CAMINO HACIA SU CASA.

SUBIÓ LAS ESCALERAS INTRODUJO LA LLAVE Y ABRIÓ LA PUERTA.

LA CASA ESTABA A OSCURAS Y COMO CADA NOCHE CUANDO REGRESABA ENTRÓ EN LA HABITACIÓN DE LA ALEGRÍA DE SU VIDA, SU HIJA MARÍA.

ENCENDIÓ LA LUZ Y OBSERVÓ QUE TODO ESTABA EN ORDEN. SABOREÓ EL AROMA DEL PERFUME DE MARÍA Y, SE DISPONÍA A SALIR CUANDO VIÓ LA NOTA PINCHADA EN EL TABLERO DE CORCHO:

“MAMÁ CUANDO LEAS ESTO YA ESTARÉ LEJOS. ME VOY CON RICHI A BARCELONA A BUSCAR TRABAJO. PERDONAMÉ PERO TENEMOS QUE INTENTARLO.

EL DINERO QUE TE HE COGIDO DE TU CAJÓN TE LO DEVOLVERÉ EN CUANTO COBRE EL PRIMER SUELDO.

TE QUIERO. MARÍA “

SE SENTÓ EN UNAS SILLA Y LLORÓ EN SILENCIO HASTA QUE SE QUEDÓ SIN LAGRIMAS. HECHÓ UN ÚLTIMO VISTAZO A LA HABITACIÓN Y SALIÓ.

SE DIRIGÍA POR EL PASILLO HACIA LA COCINA CUANDO CAYÓ EN LA CUENTA DE QUE POR LA PUERTA LIGERAMENTE ABIERTA DE SU DORMITORIO SE ESCAPABA UN HAZ DE LUZ. SE ACERCÓ Y LA TRISTEZA QUE LA INVADÍA SE TORNÓ EN ASCO CUANDO SUS OJOS SE POSARON EN GERARDO, SU MARIDO, QUE PELLIZQUEABA LOS PEZONES DUROS Y JÓVENES DE UNA CHICA SEMIDESNUDA EN SU PROPIA CAMA.

DESPUÉS DE UNOS SEGUNDOS DE INDECISIÓN SE GIRÓ, SALIÓ DE LA CASA Y SUBIÓ A LA AZOTEA.

YA NO LE QUEDABA LÁGRIMAS NI GANAS DE LLORAR. ASPIRÓ PROFUNDAMENTE EL AIRE FRIO DE LA NOCHE, AGRADECIENDO LA LLUVIA QUE, AMABLEMENTE, LE HUMEDECÍA EL ROSTRO.

ENCENDIÓ UN CIGARRILLO Y DESPERTÓ DE SU SOPOR CUANDO, BASTANTE MAS TARDE, VIÓ COMO LA CHICA QUE ESTABA CON SU MARIDO SALÍA DEL PORTAL Y SUBIENDOSE EL CUELLO DE LA CHAQUETA SE ALEJABA CON PASO RÁPIDO CALLE ABAJO.

¿QUE EDAD TENDRÍA? DIECINUEVE, VEINTE.

-PODRÍA SER MI HIJA, PENSÓ.

TOMÓ AIRE, SE SECÓ UN POCO LA CARA Y ESTIRÓ SU VESTIDO.

BAJÓ LA ESCALERA Y DESPUÉS DE DIEZ SEGUNDOS DELANTE DE LA PUERTA, TOTALMENTE INMOVIL, LA ABRIÓ.

-¡HOLA CARIÑO, YA ESTOY EN CASA!

Y DESPACIO, PARA NO MOLESTAR A LOS VECINOS, LA CERRÓ TRAS DE SÍ.


domingo, 14 de febrero de 2010

Baluarte de Cádiz (Acuarela)

                                                                  Nayra

Pasional como las olas                          Amable como el atardecer          
Inquieta como la brisa                           Incansable como la marea
Tierna como la espuma                         Agradecida como el sol del mediodía
Soberbia como la tormenta                   Insegura como las nubes
Alegre como la orilla

Hermosa como el mar


Torre Mirador de Cádiz mirando a la Bahía (Acrilico)


Publicado en el Blog de Luis de Vega corresponsal de ABC en Rabat

 Autora Helena Maleno

                                       Tánger dieciséis de febrero 2010

Imagina que diste a luz el domingo pasado en un hospital público marroquí. Un niño precioso.
Imagina que te dieron el alta al día siguiente, lunes.
Imagina que volviste a casa, cansada, sangrando del post-parto, con dolores aún en un útero que lucha por volver a su sitio.
Imagina que en casa te está esperando tu niña de dos años y dos meses y tu pareja.
Imagina que esta mañana mientras bañabas al bebé comenzaste a ver que le costaba respirar.
Imagina que corriste al hospital público marroquí.
Imagina que te dijeron que no podían atenderte.
Imagina que fuíste dos veces.
Imagina que la tercera vez tu bebé dejó de respirar casi en la puerta del hospital.
Imagina que pediste auxilio por tu bebé muerto.
Imagina que se lo llevaron a la morgue del hospital.
Imagina que a ti, a tu niña de dos años y dos meses y a tu pareja os llevaron a comisaría.


Ahora imagínate retorciéndote de dolor en las entrañas, el dolor agrio de la muerte de tu hijo, el dolor de un útero que te recuerda recién parida, el dolor de una leche que sube a tus senos duros como piedras. Pero imagínate NEGRA, imagínate AFRICANA, imagínate POBRE, imagínate SIN PAPELES.


Estás sentada, doblada sobre tu vientre en aquel sucio despacho de policías que van y vienen y te hablan en una lengua que no entiendes. Allí te miro e intento traducirte las preguntas que me parecen estúpidas, crueles e inhumanas.


Quieren saber qué haceis en su reino, cómo habeis entrado y cuánto tiempo llevais aquí. Quieren saber cómo os llamais, cómo se llaman vuestros padres y porqué habeis venido.


Tu pareja grita y pide piedad. Sabe que todas las preguntas van dirigidas a justificar una deportación al desierto. Tu pareja grita y te tranquiliza llamándote "honey".


Tu niña sonríe, juega con su gorro y canta "haleluya".


La policía busca un intérprete de árabe a inglés para hacer el parte y llevaros a Tribunal.
Me dices que si te deportan al desierto y allí te violan no crees que aguantarás el dolor, que aún estás recién parida.
Un policía se me acerca y me pregunta : ¿Por qué haceis ésto? ¿Por placer?. Este amable policía llama "esto" a acompañar a unos padres sumidos en el dolor, a comprar algo de comida para una niña que lleva todo el día sin probar bocado y a intentar traer un poco de humanidad o al menos de buen trato a esa puñetera comisaría.


Entonces le miro, me horroriza su frialdad, y le contesto, lo hacemos por amor. Veo en él a esos seres que comen, cagan y hacen de policía para poder seguir comiendo y cagando. Siento lástima.


Detienen a tu pareja en comisaría y me dicen que como caso humanitario te dejan dormir en casa. Mañana tienes que pasar el Tribunal junto a tu marido.
Te hundes. Es la primera vez que te veo enderezar ese vientre que te duele. Gritas y lloras hasta que un policía te manda callar.
No lo soporto, me puede la escena y le pido por favor que entienda que tu hijo ha muerto hoy, que estás recién parida, que te duelen las entrañas.


Me responde con desprecio que en este reino hay unas leyes, que aquí se hace lo que dice el procurador del rey y que tú eres una NEGRA CLANDESTINA.


Mañana iremos al Tribunal, mañana un hombre de este reino decidirá si te tiran a ti y a tu niña al desierto de madrugada. A partir de ahí la suerte decidirá si serás violada, si tu hija será raptada o porqué no violada también.


Imagínate que todo eso te ha pasado hoy.
Imagínate que a todas nos duelen sus entrañas.

Sin comentarios

La Catedral de Cádiz desde la Plaza de S. Juan de Dios (Acuarela)



                                                               El primer amor

Subió las escaleras tan rápida como pudo. Abrió la puerta, saludo a su madre que se encontraba en el salón ,  y ya en su habitación, se sentó en la cama.
¿Qué le estaba pasando? , ¿Sería esto que sentía, el amor del que tanto le habían hablado?
Lo que en un principio solo era curiosidad, alguna que otra mirada furtiva, se convirtió en una necesidad incontrolable de verlo cada día.
Cada tarde, sentada con sus amigas, su mirada correteaba incansable deseando que apareciera.
Cuando lo hacía, su corazón parecía que quisiera reventar su pecho, en su estómago mil mariposas pugnaban por escapar y sus ojos no podían apartar la vista de los suyos.

Un día se acercó a su mesa
- Hola, soy Mario. ¿Te importa si te acompaño?
A partir de ese momento las palabras surgieron por si solas y aquella tarde dió paso a otras tardes de charlas, paseos y miradas.
Hoy sus manos se acercaron  y los labios de él se posaron con suavidad sobre los de ella.

Era la primera vez en  que se enamoraba. 
No se podía creer que la vida le diera la oportunidad de sentirse al fín como una adolescente a sus cincuenta y ocho años.




martes, 2 de febrero de 2010

Vejer (Oleo)

La Duquesa se sentó frente al espejo. Miró con interés el rostro que se reflejaba en él y no pudo disimular una mueca de tristeza. Mientras se maquillaba observó sus ojos, que comenzaban a marchitarse, su frente y sus mejillas que reflejaban las heridas del tiempo que el maquillaje, a duras penas, conseguía ocultar. Se pintó los labios con un rojo discreto, se levantó y salió de la habitación no sin antes dar un último vistazo al espejo.
Estaba anocheciendo y condujo con cuidado, mientras lo hacía pensaba que hubiera sido de su vida de haber nacido en otro lugar, de haber tenido otro padre u otra madre con coraje que hubiera evitado lo inevitable.
Paró el coche, en la puerta. Iluminado con reflejos rojos y azules se encontraba, como cada noche de los últimos diez años el hombretón de metro noventa que hacía las veces de portero.
- ¡ Que Duquesa ! ¿ A trabajar ,no?,
Si Andrés, contestó.
- A trabajar.
Y bajando los ojos, tristemente, se introdujo en la nube de humo que flotaba en el interior del local.

Panorámica Vejer (Acrílico)

Vejer (Oleo)