No medía mas de medio metro, la cara llena de churretes y mocos manchando la pelotilla que tenía por nariz. Frágil y escuálido como estaba miraba a su madre que lloraba sobre la mesa de la cocina . El moratón que tenía en el pómulo le desfiguraba la cara. Mientras le limpiaba la sangre del labio con una servilleta de papel el chico miraba a su padre fijamente a los ojos con rabia y este, como siempre, bajaba la cabeza rehuyendo su mirada .
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