domingo, 14 de febrero de 2010

La Catedral de Cádiz desde la Plaza de S. Juan de Dios (Acuarela)



                                                               El primer amor

Subió las escaleras tan rápida como pudo. Abrió la puerta, saludo a su madre que se encontraba en el salón ,  y ya en su habitación, se sentó en la cama.
¿Qué le estaba pasando? , ¿Sería esto que sentía, el amor del que tanto le habían hablado?
Lo que en un principio solo era curiosidad, alguna que otra mirada furtiva, se convirtió en una necesidad incontrolable de verlo cada día.
Cada tarde, sentada con sus amigas, su mirada correteaba incansable deseando que apareciera.
Cuando lo hacía, su corazón parecía que quisiera reventar su pecho, en su estómago mil mariposas pugnaban por escapar y sus ojos no podían apartar la vista de los suyos.

Un día se acercó a su mesa
- Hola, soy Mario. ¿Te importa si te acompaño?
A partir de ese momento las palabras surgieron por si solas y aquella tarde dió paso a otras tardes de charlas, paseos y miradas.
Hoy sus manos se acercaron  y los labios de él se posaron con suavidad sobre los de ella.

Era la primera vez en  que se enamoraba. 
No se podía creer que la vida le diera la oportunidad de sentirse al fín como una adolescente a sus cincuenta y ocho años.




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